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En Xico, don Miguel preserva oficio de curtidor

Este oficio se fue abajo, porque el campo ya “no existe”, pero admite que lo sigue elaborando porque es su trabajo

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Xico.- Con una trayectoria de casi 70 años, don Miguel Ángel Mapel Luna es un artesano xiqueño que se dedica a hacer huaraches y a curtir pieles, inició desde muy pequeño en el año de 1955.

Don Miguel explica que desafortunadamente las personas que más valoran su trabajo son los extranjeros y esos huaraches los han llevado hasta Alemania, Francia y a otros países, sin embargo en la región son pocos quienes compran este calzado de tipo artesanal, ya que anteriormente los compraba la gente que se dedicaba a trabajar en el campo, pero ahora ya casi no hay campesinos.

Señala que este oficio se fue abajo, porque el campo ya “no existe”, pero admite que lo sigue elaborando porque es su trabajo y no domina otro oficio, no obstante platica que no está arrepentido porque reconoce que gracias a ello “levantó” a su familia y tienen donde vivir.

Don Miguel cuenta que a la edad de 10 años se acercó a una tenería que estaba en la calle de La Paz, frente a la capilla de “El Dique” en la ciudad de Xalapa, donde se curtían muchas pieles y cuando empezaron a construir Los Lagos; el artesano permaneció en este lugar hasta 1970.

Luego comenta que llegó a Xico, pero ya conocía por completo el arte de curtir las pieles y hacer huaraches, tipo “campesino” (llamado así porque lo compraban los campesinos).

En sus mejores tiempos, don Miguel explica que lograba hacer en un día hasta 36 pares tejidos y la docena se la pagaban a 4.50 pesos.

Recuerda que en el 2015 el negocio se empezó a ir abajo con la entrada del plástico que vino a suplir a la piel y el cuero, además del abandono del campo, por esta razón, dijo que estos productos ya no se venden.

En la actualidad sigue haciendo correas, que son las que se usan para los huaraches y para las cubiertas de los machetes, además de elaborar otro tipo de huarache.

Refiere que esta actividad ya solo le sirve para entretenerse pues ya no hace por negocio, aunque aclara que de vez en cuando acude alguien a comprarle alguno de sus productos y eso le sirve para pagar la renta y ganarse algo de dinero.

Finalmente, don Miguel comenta que a pesar de que le gustaría enseñarles el oficio a los jóvenes de la zona alta del Cofre de Perote, los productos para curtir la piel han subido mucho de precio, además de que hay que trasladarse al estado de Puebla a comprarlos.

“Con ese trabajo y mucho esfuerzo levanté a mi familia, por eso tengo donde vivir y para comer y hasta la fecha no estoy arrepentido de haber elegido ese oficio, porque para mí es algo maravilloso y es algo que me entretiene y me mantiene ocupado y pienso seguir hasta que Dios me dé la existencia y hasta entonces me separaré de mis huaraches porque no sé hacer otra cosa y menos ahorita que tengo mis años”, concluyó.

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