LAS COLUMNAS
Mesa de Redacción
Difamación y violencia política
Enrique Yasser Pompeyo
La historia es la siguiente: El viernes 16 de mayo de 2025, a las 7:25 de la noche, periodistas de Xalapa recibieron un correo con el asunto “caso sindica por morena coatepec elecciones 2025”, enviado desde felipemorenoprieto102030@gmail.com.
El mensaje llevaba un PDF con acusaciones infundadas y un montaje fotográfico que exhibe a Guadalupe Yoval Guzmán —suplente de Síndica en la planilla de Nacho Luna— junto con una captura de pantalla del candidato tomada ex profeso en un instante visualmente desfavorable de una transmisión en vivo, con la única intención de ridiculizarlo.
El archivo citaba como “prueba” la página Mugshots Zone, cuyo propio descargo advierte que no garantiza la exactitud ni la actualidad de sus datos, que sus registros no prueban delito alguno y que su información no puede usarse con fines legales.
Difundir ese material, además de ser amarillista, incurre en violencia política contra las mujeres en razón de género, conforme al artículo 20 Bis de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que establece:
“Constituye violencia política cualquier acción u omisión —incluidas aquellas basadas en elementos de género— que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, cometidas por cualquier persona, incluyendo medios de comunicación, redes sociales o particulares”.
Además, estas acciones pueden constituir delitos en materia electoral, tal como lo establece el artículo 7 de la Ley General en Materia de Delitos Electorales, cuando se vulneran los derechos político-electorales de las mujeres a través de calumnias, campañas negras o amenazas.
Este ataque, disfrazado de “denuncia pública”, incurre además en difamación, calumnia y discriminación, lo que puede ser perseguido por la vía penal y administrativa. Lejos de cuestionar con fundamentos, los responsables han decidido usar herramientas falsas, estrategias sucias y mensajes tendenciosos para desinformar y generar escándalo.
Lo que el correo oculta es la trayectoria de Guadalupe Yoval: más de 35 años defendiendo a migrantes. Entre los cientos de casos que ha acompañado figura el de “Rogelio”, un connacional contratado para fabricar paletas y llevado de forma irregular por un coyote pagado por la dueña de una empresa. Tras quince años de trabajo, fue despedido sin sueldo y bajo amenaza de “echarle a la policía”.
Al ofrecer su ayuda como intérprete y asesora migratoria, se vio inmiscuida en una situación oprobiosa, pues la empresa ofreció una compensación cercana a 15,000 dólares al trabajador; al acudir a la entrega, el abogado patronal obligó a Guadalupe a firmar documentos y colocó 60,000 dólares en una bolsa para fabricar un presunto delito. Ambos fueron detenidos, pero quedaron en libertad sin fianza por orden judicial, cambiaron de defensa y denunciaron a la compañía ante las autoridades competentes.
Si aquel proceso hubiese concluido en una felonía, Guadalupe habría perdido su derecho al voto y la posibilidad de viajar, algo que no ha ocurrido: visita a su madre de 92 años una o dos veces por año. La arremetida mediática no explica estos hechos; tampoco menciona que el sitio citado admite que “no es indicio de culpabilidad” y que al ser visitado por primera vez, no admite el ingreso por una segunda o tercera ocasión. Ese silencio selectivo revela la mala fe: el objetivo no es verificar la verdad, sino dañar la imagen de Nacho Luna utilizando a una suplente que ni siquiera ocuparía un cargo de elección.
Difamar no es fiscalizar; es torcer la ley y el periodismo para frenar el cambio. Coatepec merece un debate de propuestas, no montajes que deformen trayectorias de servicio a la comunidad migrante. Cuando la mentira se vuelve estrategia, la verdad debe alzarse más fuerte: ni Guadalupe Yoval es lo que dicen, ni Nacho Luna teme a la transparencia. El pueblo ya lo sabe y no se dejará engañar.
La guerra sucia ha cambiado de máscara, pero sigue siendo la misma: miedo al cambio, pánico al pueblo organizado. Coatepec tiene claro quién promueve la esperanza y quién solo siembra odio. Guadalupe Yoval no tiene antecedentes penales ni ha sido condenada por delito alguno. Lo que sí tiene es un compromiso firme con el proyecto transformador que encabeza Nacho Luna. Y eso, para algunos, es motivo suficiente para intentar destruirla.
enriquepompeyo@hotmail.com